«Pienso que actrices y actores necesitamos entrenarnos con cierta frecuencia. Mientras más experiencia tenemos, naturalmente más resistencia ofrecemos durante los  procesos creadores; esto sucede porque justamente comprendemos mejor nuestras propias fronteras expresivas y sabemos movernos en nuestras zonas de confort que además nos funcionan muy bien a la hora de trabajar. Pero si no entrenamos, hay algo de la propia profundidad, de la posibilidad de estar verdaderos en la escena, que poco a poco irá apagándose, volviendo mecánica la actuación, perdiendo organicidad y sintiendo aburridos los procesos. Siempre aconsejo que una o dos veces al año dediquemos al menos un fin de semana a entrenar y volver a ese lugar gestante en el que retornamos a nuestro «ser creador» y tomamos contacto con el propio deseo. La intención primera es redescubrir nuestro propio potencial que en muchas ocasiones olvidamos, pero que siempre nos está pidiendo un espacio para expandirse; la intención segunda es la tuya...